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Jaime Cárdenas «El Asesino de Sucre»

Nombre: Jaime Benjamín Cárdenas Pardo
Apodos: El Asesino de Sucre
Fecha de nacimiento: 09/04/1987
País de nacimiento: 🇧🇴 Bolivia
Víctimas mortales: 45

CONTENIDO

Jaime Benjamín Cárdenas Pardo, conocido como «El asesino de Sucre» o «El Jhimmy» , es uno de los criminales más notorios en la historia de Bolivia.

Su historia, marcada por una infancia desestructurada, abuso de sustancias y una escalada de violencia sin precedentes, ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva del país.

Este artículo analiza su vida, crímenes y el impacto de sus acciones.

Una infancia marcada por el abandono

Jaime nació el 9 de abril de 1987 en Santa Cruz, Bolivia, dentro de una familia numerosa y disfuncional. Era uno de los diez hijos de una pareja divorciada.

Creciendo en un entorno donde la atención era escasa, Jaime pronto buscó en las calles la validación que no encontraba en su hogar. Su relación conflictiva con su madrastra lo llevó a abandonar el hogar durante largos periodos, encontrando compañía en pandillas y jóvenes involucrados en actividades delictivas.

El consumo de sustancias fue una constante desde muy temprano en su vida. Jaime confesó haber empezado a beber a los 11 años y consumir drogas a los 13. A los 14, ya había probado la cocaína y otras sustancias, alimentando un ciclo de violencia y crimen que lo acompañaría hasta su captura.

El inicio de una vida criminal

Jaime comenzó a delinquir a los 14 años, robando celulares y billeteras para financiar sus vicios. Sin embargo, lo que inició como delitos menores pronto escaló a crímenes más graves.

A los 17 años, cometió su primer asesinato, apuñalando a una víctima que resistió un asalto en La Paz. Aunque fue detenido, la falta de documentación y pruebas concretas le permitieron escapar de la justicia. Este episodio marcó el inicio de una serie de crímenes que lo convertirían en uno de los asesinos más temidos de Bolivia.

Jaime Cárdenas «Jhimmy» (Facebook)

Su modus operandi varió desde asaltos hasta asesinatos por encargo. Jaime no solo mataba para robar; también lo hacía para silenciar a sus víctimas tras violarlas o como parte de su trabajo como sicario. Este comportamiento lo catalogó como un asesino hedonista, sádico y psicópata.

El crimen que conmocionó a Sucre

Uno de los episodios más impactantes de su vida criminal ocurrió en octubre de 2009, cuando junto a un ex policía, Ever Albis Vera, violó y asesinó a dos universitarias en el Cerro La Calancha, en Sucre.

El crimen referido tuvo lugar una noche en que Jaime y Ever contactaron con dos jóvenes universitarias de comportamiento algo “liberal”. Ambos se granjearon la simpatía de las chicas, las llevaron a beber a centros de diversión nocturna, las convencieron para drogarse, y finalmente las llevaron a un sitio conocido como “El Cerro La Calancha”. Allí las violaron salvajemente, aunque las jóvenes amenazaron con denunciarlos y entonces los delincuentes se pusieron más violentos, desfigurándoles las caras a cuchillazos y machacándoles las cabezas a pedradas. Muertas las chicas, los asesinos les sacaron dinero y se fueron.

La sorpresa vino después, porque las chicas asesinadas eran, respectivamente, la novia y la amiga de un conocido comerciante de coches lujosos. Cualquiera, estando en el lugar del comerciante, habría querido hacer pagar a los delincuentes, pero este hombre no era muy moral y medido que se diga, pues se vengó haciendo pagar a inocentes, tal y como refiere Jaime Cárdenas Pardo en estos términos: “El novio de la muchacha que asesiné en venganza mandó a matarme. Los que contrató eran de más sangre fría que yo, apuñalaron a mi hijito en el pecho, fue en agosto del año 2010, cuando salió de la tienda y lo subieron a un auto para matarle. Digo ¿qué corazón pueden tener para matar a un niño? Por esa causa asesiné a 15 hombres, diez cruceños, dos cochalas y tres de Sucre.

La caída de «El Jimmy»

El 17 de febrero de 2011, «El Jhimmy» fue detenido tras apuñalar a un ciudadano peruano durante un asalto en La Paz. Su captura reveló una red de corrupción que había facilitado su impunidad durante años.

Según confesó, Jaime había sobornado a numerosos policías para evitar la prisión y había recibido encargos de sicariato de miembros de las fuerzas del orden.

Jaime Cárdenas tras su detención

Tras su arresto, Jaime confesó haber matado a más de 30 personas, motivado por el robo, el deseo de evitar ser delatado o cumpliendo misiones como sicario. Estas revelaciones estremecieron al país y evidenciaron las fallas del sistema judicial y policial boliviano.

A veces vienen las tentaciones, pero le pido fortaleza al Señor y las supero. Voy de victoria en victoria, luchando. Es una guerra contra la droga. Voy erradicándola de mi mente, de mi corazón y de mis compañeros. Otra cosa que he dejado son las bebidas. Es una bendición. Me dedico ahora a enamorar a mi mujer y amar al Señor” Jaime Cárdenas

Juicio y sentencia

El juicio de Jaime se prolongó por más de un año. En diciembre de 2011, fue condenado a 30 años de prisión por la violación y asesinato de las universitarias Nairobi Alexis Muñoz de 21 años y Marfa Delgado Roso de 20 años. La misma sentencia, por la misma causa, fue dada al ex policía y cómplice de Jaime, Ever Albis Vera. Aunque también se le atribuían otros crímenes, estos no siempre se reflejaron en sentencias adicionales.

Jaime Cárdenas sonriente (Facebook)

Siento alegría de haber vivido, pero arrepentido por las cosas malas, porque hubiera sido mejor mi vida si no las habría cometido. Gozoso de las buenas decisiones, porque gracias a eso soy mejor persona. Mi mundo y mi entorno están mucho mejor. Estoy bendecido, gracias a Dios” Jaime Cárdenas

Durante el juicio, Jaime demostró su temperamento violento, arrojando una botella a la fiscal y amenazándola. Estos actos reforzaron su perfil como un individuo agresivo y carente de remordimientos.

La fuga y recaptura

Las autoridades creyeron que aislar a Jaime en la cárcel bastaría para aplacarlo, pero éste empezó a pensar en cómo huir desde que llegó, y siempre estuvo atento a ver si se le presentaba una oportunidad de fuga. De ese modo, el viernes 30 de marzo del 2012, Jaime escapó de prisión, tal y como refiere el subcomandante policial Roberto Ledesma en su informe: “Él tenía una hora de salida para hacer sus necesidades biológicas, es así que aprovechó ese tiempo para distraer a su custodio y trepar la verja saltando a la calle Serrano; escapó en una vagoneta de color plomo.”

La Interpol emitió una notificación naranja para facilitar su captura, lo que finalmente ocurrió el 3 de mayo del mismo año en Yucumo, Beni.

Jaime Cárdenas «El Asesino de Sucre» (Facebook)

Tras su recaptura, fue trasladado al penal de Chonchocoro en La Paz, donde permanece recluido. Allí cuenta que unos predicadores del evangelio se acercaron a él y le transmitieron la palabra. Desde entonces, «El Asesino de Sucre» sueña con tener su propia congregación.

 “Es el sueño de mi vida tener una congregación y ser pastor. Pastorear las ovejas de Cristo es un anhelo muy grande. Ser pastor sería un sueño realizado para mi vida, dentro de mi fe. Me cimienta la piedra y roca viva que es Cristo” Jaime Cárdenas

Reflexiones finales

Jaime Benjamín Cárdenas Pardo representa un caso extremo de los efectos del abandono, la corrupción y el abuso de sustancias en una vida humana. Sus confesiones, que incluyen un supuesto deseo de redimirse y estudiar medicina, contrastan con su historial de violencia y su actitud desafiante durante el juicio.

El caso de «El Jimmy» no solo es un recordatorio de los horrores que puede engendrar la descomposición social, sino también una llamada de atención sobre las debilidades de los sistemas de justicia y seguridad. Hoy, su nombre sigue siendo sinónimo de terror y reflexión en Bolivia, recordándonos la importancia de prevenir, educar y actuar a tiempo para evitar que historias como la suya se repitan.

Fuentes: 1 | 2 | 3 | 4