Julio Pérez Silva, conocido como «El Psicópata de Alto Hospicio,» fue responsable de una serie de asesinatos que estremecieron a Chile a finales de los años 90 y principios de los 2000.
Sus víctimas, en su mayoría mujeres jóvenes, fueron objeto de brutales ataques que revelaron fallos en el sistema policial y judicial, y el caso marcó un antes y un después en la percepción pública sobre la violencia contra las mujeres y la impunidad en el país.
A continuación, se explora la vida de Pérez Silva, sus crímenes, la captura y el impacto de sus actos en la sociedad chilena.
Orígenes y perfil de Julio Pérez Silva
Julio Pérez Silva nació el 15 de julio de 1963 en el norte de Chile, en un contexto de pobreza y limitadas oportunidades.
Desde temprana edad, mostró dificultades para adaptarse a la sociedad y destacó por su comportamiento antisocial.
Aunque su infancia y adolescencia no estuvieron particularmente marcadas por actos de violencia, con el tiempo Pérez Silva fue desarrollando conductas perturbadoras.
Su vida laboral fue irregular y no lograba mantener empleos de forma estable, lo que lo mantuvo en condiciones precarias y lo llevó a desarrollar resentimiento y frustración.
A medida que avanzaba su vida adulta, Pérez Silva se trasladó a Alto Hospicio, una localidad cercana a Iquique, en la región de Tarapacá, donde comenzó a trabajar como taxista informal. Fue aquí donde, lejos de las miradas de la policía y la sociedad en general, desarrolló su oscuro lado criminal.

Primeros asesinatos y modus operandi
A finales de la década de 1990, comenzaron a registrarse desapariciones de jóvenes en Alto Hospicio, un sector que en ese tiempo era una de las áreas más pobres y con menos recursos de Chile.
Las víctimas eran generalmente jóvenes de entre 14 y 20 años que, en su mayoría, provenían de familias de bajos recursos y acudían solas a colegios o trabajos.
Esto facilitaba que Pérez Silva, quien las abordaba en su taxi, pudiera acercarse a ellas sin levantar sospechas.
“Sentía una necesidad de hacerlo, algo que estaba fuera de mi control. No era algo que pudiera detener, era como una obsesión que me dominaba» Julio Pérez
Su modus operandi era sistemático: aprovechaba la vulnerabilidad de las jóvenes para ofrecerles un viaje gratuito o a bajo costo en su taxi informal. Una vez que las víctimas subían al vehículo, Pérez Silva las llevaba a zonas desoladas en las afueras de Alto Hospicio, donde las atacaba sexualmente y luego las asesinaba. Finalmente, arrojaba sus cuerpos en quebradas o sectores alejados para dificultar su hallazgo.
La crudeza de sus actos y su meticulosidad para evadir la captura demostraban una falta de remordimiento que lo caracterizaba como un psicópata.
“Les decía que las llevaba a casa, que podían confiar en mí. Ellas no sospechaban porque me veía como alguien de confianza» Julio Pérez
Fue responsable de al menos 14 asesinatos en Alto Hospicio, Chile, entre 1998 y 2001.
Sus crímenes generaron un impacto nacional, y la manera en que las víctimas fueron atacadas reveló un perfil de asesino en serie despiadado y manipulador.
A continuación se detallan los asesinatos de los que fue responsable, según las investigaciones policiales y judiciales.
1. Alejandra Andrea Ramírez Vargas (17 años)
- Fecha de desaparición: 24 de septiembre de 1998.
- Detalles: Alejandra fue vista por última vez cuando se dirigía a su escuela. Pérez Silva la abordó, le ofreció un viaje en su taxi informal y la llevó a una zona desértica. Allí la agredió sexualmente y luego la asesinó, abandonando su cuerpo en una quebrada.
2. Karla Alejandra Cáceres Castillo (16 años)
- Fecha de desaparición: 29 de abril de 1999.
- Detalles: Karla desapareció al salir de su casa camino a la escuela. Pérez Silva utilizó su modus operandi habitual y llevó a la joven a un área despoblada donde la atacó sexualmente y luego la asesinó.
3. Viviana Alicia Alcalde Poza (14 años)
- Fecha de desaparición: 27 de julio de 1999.
- Detalles: Viviana, una adolescente que también se dirigía a la escuela, fue interceptada por Pérez Silva y secuestrada. Tras abusar de ella, la mató y dejó su cuerpo en una quebrada desierta, como lo haría en casos posteriores.
4. Mónica del Pilar Vega Marín (13 años)
- Fecha de desaparición: 7 de diciembre de 1999.
- Detalles: Mónica fue vista por última vez camino al colegio. Pérez Silva la atacó en circunstancias similares, llevándola a un lugar remoto donde la violentó sexualmente antes de quitarle la vida y ocultar su cuerpo.
5. Patricia Palma Carvajal (17 años)
- Fecha de desaparición: 3 de noviembre de 2000.
- Detalles: Patricia, otra estudiante, fue abordada mientras caminaba sola. Pérez Silva la secuestró, la llevó a las afueras de la ciudad, abusó de ella y posteriormente la asesinó. Su caso fue reportado como una desaparición inicialmente sin relación a los otros casos.
6. Carolina Andrea Rojas Hernández (14 años)
- Fecha de desaparición: 27 de noviembre de 2000.
- Detalles: Carolina fue secuestrada por Pérez Silva y llevada a una quebrada aislada. Como en los otros crímenes, abusó sexualmente de ella y luego la asesinó, dejando su cuerpo en un área apartada.
7. María Isabel Valdés Tapia (17 años)
- Fecha de desaparición: 6 de enero de 2001.
- Detalles: Pérez Silva abordó a María Isabel mientras se dirigía al trabajo, usando su táctica de ofrecerle un viaje en su taxi. La llevó a una zona desértica, la atacó sexualmente y luego la asesinó, ocultando su cuerpo en un área remota.
8. Silvia Edith Salinas Barra (16 años)
- Fecha de desaparición: 17 de enero de 2001.
- Detalles: Silvia fue interceptada en una calle en Alto Hospicio. Pérez Silva la secuestró, abusó sexualmente de ella y luego la asesinó en una quebrada apartada, como en sus crímenes anteriores.
9. Pamela Castillo Araya (15 años)
- Fecha de desaparición: 14 de febrero de 2001.
- Detalles: Pamela desapareció mientras caminaba sola. Pérez Silva repitió su patrón de ataque: la secuestró, la llevó a un lugar desierto y la violentó sexualmente antes de matarla y abandonar su cuerpo en un sitio alejado.
10. Ana María Fernández (16 años)
- Fecha de desaparición: 25 de febrero de 2001.
- Detalles: Ana María fue abordada mientras se dirigía a realizar compras para su familia. Pérez Silva la secuestró en su vehículo, la atacó y la dejó sin vida en una quebrada de difícil acceso, lo que dificultó el hallazgo de su cuerpo.
11. Elisa Espinoza Valenzuela (15 años)
- Fecha de desaparición: 11 de marzo de 2001.
- Detalles: Elisa fue vista por última vez en una calle cercana a su casa. Pérez Silva la engañó para que subiera a su taxi, la llevó a una zona desierta y la asesinó tras agredirla sexualmente.
12. Daniela Verónica Burgos Segura (16 años)
- Fecha de desaparición: 28 de marzo de 2001.
- Detalles: Daniela desapareció en circunstancias similares a las de las demás víctimas. Fue abordada en una calle, secuestrada, atacada y asesinada por Pérez Silva en una quebrada aislada.
13. Yennifer Esperanza Soria Vilches (18 años)
- Fecha de desaparición: 23 de abril de 2001.
- Detalles: Yennifer fue vista por última vez mientras caminaba hacia su casa. Pérez Silva la secuestró y la llevó a un lugar remoto donde la agredió sexualmente y luego la asesinó.
14. Andrea Marisol Lagos Vergara (16 años)
- Fecha de desaparición: 2 de junio de 2001.
- Detalles: Andrea fue interceptada por Pérez Silva cuando iba camino a su colegio. Como en sus ataques anteriores, la llevó a un sitio desolado, donde abusó de ella y la asesinó. Este fue uno de los últimos crímenes que cometió antes de ser detenido.
Fallos policiales y negligencia en las investigaciones
Uno de los aspectos más impactantes del caso de Julio Pérez Silva fue la negligencia de la policía y las autoridades en las investigaciones iniciales.
Cuando las familias denunciaron la desaparición de sus hijas, las autoridades inicialmente asumieron que las jóvenes habían escapado de casa o que se encontraban en malas compañías.
Durante un tiempo, incluso llegaron a considerar que las desapariciones se debían a tráfico de personas, prostitución o fugas voluntarias.

Esta falta de sensibilidad y acción por parte de las autoridades generó una indignación social, especialmente entre las familias de las víctimas, que reclamaban una investigación seria y exhaustiva.
Fue sólo hasta que varios cuerpos comenzaron a aparecer en zonas aledañas que la policía empezó a tomar en serio las denuncias.
Para entonces, Julio Pérez Silva ya había asesinado a un número significativo de jóvenes, lo que pudo haberse evitado si las investigaciones hubieran sido más rápidas y adecuadas.
La captura del «Psicópata de Alto Hospicio»
Tras años de denuncias y presión pública, la policía intensificó sus esfuerzos y comenzó a investigar seriamente las desapariciones.
En 2001, se dio un giro en el caso cuando una joven logró escapar de un intento de secuestro y describió a su atacante como un hombre que conducía un taxi.
Esto llevó a las autoridades a centrarse en los conductores informales de la zona, lo cual, finalmente, puso a Julio Pérez Silva en el radar policial.

El 5 de octubre de 2001, Pérez Silva fue detenido después de una serie de investigaciones y evidencias que apuntaban a él como el principal sospechoso.
Durante los interrogatorios, Pérez Silva mostró una actitud fría y poco cooperativa, negando inicialmente los crímenes.
Sin embargo, ante la abrumadora evidencia y los testimonios que lo vinculaban directamente a los asesinatos, eventualmente confesó haber matado a once jóvenes.
El juicio y la condena
El juicio de Julio Pérez Silva fue seguido por todo el país y despertó un profundo sentimiento de indignación entre los chilenos.
En 2004, fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de al menos once jóvenes, aunque muchos creen que sus crímenes pudieron haber alcanzado una cifra aún mayor.
Durante el juicio, no mostró remordimiento, y su actitud imperturbable impactó tanto a los jueces como al público.
“No siento nada por ellas. No era algo personal, era algo que necesitaba hacer, sin ninguna razón en particular» Julio Pérez
La sentencia fue vista como un alivio para las familias de las víctimas y una forma de justicia para las jóvenes que perdieron la vida de manera tan brutal.
Perfil psicológico: ¿Qué motivó al «Psicópata de Alto Hospicio»?
Diversos expertos en criminología y psicología analizaron el perfil de Julio Pérez Silva para tratar de comprender sus motivaciones y el origen de su conducta violenta.
La mayoría coincidió en que Pérez Silva presentaba rasgos de personalidad psicopática, incluyendo una carencia de empatía, incapacidad para reconocer el sufrimiento ajeno y un profundo resentimiento hacia la sociedad.
“Sé que no soy como los demás. Hice cosas que otros no entenderían, pero para mí tenían sentido en ese momento» Julio Pérez
Su elección de víctimas jóvenes y vulnerables demuestra que buscaba ejercer control y poder sobre quienes consideraba indefensas.

Se especula que su violencia podría haber sido producto de una combinación de factores, incluyendo sus propias carencias afectivas, la marginación social y una visión distorsionada del valor de la vida humana.
Sin embargo, la falta de cooperación de Pérez Silva en los análisis psicológicos impidió obtener una comprensión completa de sus motivos.
Impacto social y reflexiones sobre la seguridad en Chile
El caso del «Psicópata de Alto Hospicio» generó un cambio en la percepción pública y en las instituciones chilenas respecto a la seguridad de las mujeres.
La negligencia policial inicial, la falta de recursos en zonas vulnerables y la desconfianza en las instituciones judiciales provocaron una ola de críticas y movilizaciones.
Las autoridades se vieron obligadas a revisar sus protocolos de actuación ante desapariciones y casos de violencia contra las mujeres, mientras que la sociedad exigía mayor atención y protección para las personas en situación de vulnerabilidad.

Además, el caso llevó a la reflexión sobre la falta de seguimiento y apoyo psicológico a personas con antecedentes criminales y comportamientos antisociales.
Pérez Silva pasó mucho tiempo fuera del radar de las autoridades, a pesar de sus antecedentes, lo que generó cuestionamientos sobre el sistema de justicia en cuanto a la prevención de crímenes tan atroces.
Conclusión
Julio Pérez Silva, «El Psicópata de Alto Hospicio», dejó una marca oscura en la historia de Chile.
Sus crímenes, la crueldad de sus actos y la negligencia de las autoridades crearon un impacto que no solo afectó a las víctimas y sus familias, sino también a toda una comunidad que vivió con el terror de un asesino en serie entre ellos.
“La gente puede pensar lo que quiera de mí. Estoy aquí por lo que hice y eso ya no me importa. La vida ya no significa nada para mí” Julio Pérez
Su captura y condena trajeron cierta paz, pero su historia es un recordatorio de la importancia de la justicia y la prevención en un sistema que debe proteger a sus ciudadanos.