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Pedro Pablo Nakada «El apóstol de la Muerte»

Nombre: Pedro Pablo Nakada Ludeña
Apodos: El apóstol de la Muerte
Fecha de nacimiento: 28/02/1973
País de nacimiento: 🇵🇪 Perú
Víctimas mortales: 17

CONTENIDO

Pedro Pablo Nakada Ludeña, apodado «El Apóstol de la Muerte,» es uno de los asesinos en serie más notorios de Perú.

Responsable de la muerte de al menos 17 personas entre 2005 y 2006, Nakada actuó bajo una mezcla de creencias religiosas distorsionadas y una historia de abuso, violencia y problemas de salud mental.

Sus asesinatos y la motivación detrás de ellos generaron una gran conmoción en el país, donde su caso se convirtió en un triste símbolo de los peligros que pueden surgir de la combinación de traumas psicológicos no tratados y distorsiones ideológicas.

En este artículo, exploraremos su vida, sus crímenes y su captura, así como el impacto que su caso tuvo en la sociedad peruana.

Los primeros años: una infancia marcada por la violencia

Pedro Pablo Nakada Ludeña nació en Lima, Perú, en 1973, en un entorno familiar que, según él mismo, fue particularmente hostil y disfuncional.

Desde una edad temprana, fue expuesto a un ambiente de abusos y violencia.

Su padre, a quien Pedro Pablo describió como un hombre violento y autoritario, maltrataba a sus hijos de manera recurrente.

Fui golpeado, humillado y abusado. Todo el odio que tenía dentro explotó. Pero no me arrepiento de nada, porque fue la voluntad de Dios” Pedro Nakada

La falta de estabilidad y el abuso físico y emocional que sufrió en su niñez marcaron profundamente a Nakada, creando en él un resentimiento y una visión distorsionada del mundo.

Pedro Nakada de perfil (MP)

Nakada enfrentó una serie de problemas de conducta en su adolescencia y juventud.

Fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide, lo que complicó aún más su percepción de la realidad y de las relaciones interpersonales.

A medida que avanzaba en edad, comenzó a desarrollar una ideología radical que combinaba sus creencias religiosas con un sentimiento de superioridad moral, creyendo que tenía la misión de «purificar» el mundo, especialmente a quienes él consideraba «pecadores.»

El camino hacia los asesinatos

En la década de los 2000, Nakada empezó a desarrollar un perfil psicopático y sus problemas de salud mental fueron empeorando.

En sus declaraciones, afirmaría que escuchaba voces que le ordenaban «purificar» a las personas impuras.

Estas voces, según él, justificaban la violencia y le otorgaban una «misión divina» para «eliminar a los malos elementos de la sociedad.» Esto resultó en una perspectiva distorsionada donde él mismo se veía como un justiciero que actuaba en nombre de Dios.

Dios me dio la misión de eliminar a los pecadores. Yo era su apóstol y estaba limpiando el mundo de personas malas” Pedro Nakada

Los objetivos de Nakada no eran aleatorios, sino que obedecían a criterios definidos por él. Identificaba a personas que, en su percepción, encarnaban «el pecado» o el «mal» y los consideraba merecedores de la muerte.

Sus víctimas incluían tanto a personas involucradas en actividades ilegales, como narcotráfico, como a indigentes y personas comunes.

La forma en que justificaba estos crímenes era una mezcla de fanatismo religioso y trastornos mentales que lo llevaron a actuar con una frialdad y determinación que asustaron a la sociedad.

Los crímenes: una ola de terror en Perú

Entre 2005 y 2006, Pedro Pablo Nakada cometió al menos 17 asesinatos, principalmente en la provincia de Huaral.

En sus confesiones, afirmó que el número real de víctimas era mayor, aunque las autoridades confirmaron 17 casos.

Los métodos que usó fueron brutales y meticulosos, y cada asesinato reflejaba su deseo de imponer una forma de justicia distorsionada.

A continuación, se detalla la lista de los crímenes que fueron confirmados por las autoridades, explicando el perfil de cada víctima y las circunstancias del asesinato.

1. José Luis Ortiz Camargo

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: José Luis Ortiz fue uno de los primeros asesinatos confirmados. Nakada lo seleccionó por considerarlo “pecador” y le disparó a quemarropa, justificando su acto como parte de su misión de purificación.

 

2. César Augusto Rivera Ruiz

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Nakada creía que Rivera Ruiz era traficante de drogas y, en su visión distorsionada, lo veía como una persona impura. Le disparó sin mostrar remordimientos y huyó del lugar.

 

3. Miguel Ángel Alegría Ríos

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Alegría Ríos fue asesinado por Nakada bajo la creencia de que se trataba de un hombre inmoral. Nakada le disparó en la cabeza y lo dejó en el lugar del crimen, justificando su muerte como parte de su misión.

 

4. Mario Armando del Castillo

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Del Castillo era un hombre conocido en la comunidad y no tenía antecedentes criminales. Sin embargo, Nakada lo asesinó afirmando que promovía conductas pecaminosas.

 

5. Alberto Martínez Silva

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Nakada lo identificó como un objetivo tras conocer rumores sobre su conducta. Lo emboscó y lo mató a tiros en una zona aislada.

 

6. Luis Alberto Salvador

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Considerando que Salvador era un hombre con “malas conductas”, Nakada lo asesinó de un disparo en la cabeza. Salvador no tenía antecedentes de delito, lo que deja ver la arbitrariedad de las decisiones de Nakada.

 

7. Jorge Manuel Flores

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Flores fue asesinado por Nakada, quien lo consideraba un ser pecador. Su muerte fue rápida, y Nakada lo dejó en el lugar sin ocultar el cuerpo.

 

8. José María Villanueva

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Villanueva fue asesinado bajo las mismas creencias de Nakada. Nakada lo eliminó mediante disparos y dejó el lugar sin mostrar remordimientos.

 

9. Antonio Abad Martínez

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Martínez fue una de las víctimas seleccionadas al azar por Nakada, quien lo consideraba una “mala influencia” para la comunidad.

 

10. Jaime Álvarez Mendoza

  • Fecha y lugar: 2005, Huaral.
  • Circunstancias: Nakada creyó que Álvarez Mendoza era alguien inmoral y por ello decidió acabar con su vida. Le disparó y dejó su cuerpo sin intentar ocultarlo.

 

11. Carlos Enrique Buitrón

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Buitrón fue ejecutado por Nakada en un acto de supuesta purificación. Nakada continuaba siguiendo un criterio arbitrario y fanático en la selección de sus víctimas.

 

12. Juan de Dios Díaz Silva

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Díaz Silva fue asesinado tras ser catalogado por Nakada como alguien “indeseable.” La muerte de Díaz Silva dejó en shock a la comunidad por su arbitrariedad.

 

13. Jorge Orozco Chávez

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Nakada lo asesinó bajo la justificación de que cumplía con una misión divina. Le disparó en la cabeza y abandonó el lugar sin ocultarse.

 

14. Carlos Gómez Rodríguez

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Gómez fue una víctima que, según Nakada, representaba una conducta inapropiada. Le disparó sin miramientos y huyó de la escena.

 

15. Felipe Julio Herrera

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Herrera fue otra víctima de la «purificación» de Nakada. Su asesinato fue uno de los que consolidó el terror en la ciudad de Huaral.

 

16. Guillermo Martínez Villanueva

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Nakada mató a Martínez Villanueva en una zona apartada, disparándole en la cabeza, y justificó el asesinato con sus creencias religiosas.

 

17. Mario Contreras Sandoval

  • Fecha y lugar: 2006, Huaral.
  • Circunstancias: Contreras Sandoval fue asesinado en circunstancias similares a las anteriores. Nakada continuaba actuando con impunidad, pero ya comenzaba a ser seguido de cerca por las autoridades.

Cada asesinato de Nakada tenía un patrón similar: seleccionaba a sus víctimas basándose en criterios morales autoimpuestos y se aseguraba de que murieran de manera rápida y violenta, usualmente con disparos en la cabeza.

En su mente, estaba «librando» al mundo de lo que él consideraba personas nocivas.

Sus víctimas eran tanto personas desconocidas como conocidas en la comunidad, lo que generó un clima de miedo e incertidumbre en la zona.

Captura y juicio

La ola de asesinatos en Huaral y sus alrededores finalmente llamó la atención de las autoridades, que comenzaron a investigar con mayor detenimiento. Tras una serie de pistas, en diciembre de 2006, Nakada fue arrestado en una operación policial.

Durante su captura, se mostró desafiante y frío, y en las primeras entrevistas confesó sin titubeos todos los crímenes, declarando que se trataba de «la voluntad de Dios» y que él era un instrumento para purificar la sociedad.

Pedro Nakada siendo capturado (MP)

Durante el juicio, Nakada fue examinado por psiquiatras, quienes confirmaron su diagnóstico de esquizofrenia paranoide, una enfermedad que explica parcialmente su comportamiento y su falta de remordimientos.

Sin embargo, la brutalidad de sus crímenes y el impacto en la comunidad llevaron a las autoridades a considerarlo plenamente responsable de sus actos.

Finalmente, Nakada fue condenado a cadena perpetua.

Durante el juicio y después de su condena, Nakada continuó mostrando una actitud de justificación y convencimiento en sus actos, argumentando que había cumplido con una misión divina y que no sentía arrepentimiento alguno.

No me importa lo que me hagan. Cumplí con mi misión, y si ahora debo pagar, lo haré. Estoy listo para cualquier castigo porque mi deber ya está cumplido” Pedro Nakada

La figura del «Apóstol de la Muerte» en la sociedad peruana

El caso de Pedro Pablo Nakada Ludeña generó un gran impacto en la sociedad peruana.

Su historia fue difundida por los medios de comunicación, y el apodo de «El Apóstol de la Muerte» se convirtió en un recordatorio de los extremos a los que pueden llegar las personas que sufren de trastornos mentales graves y no reciben la ayuda necesaria.

Sé que a los ojos de muchos soy un monstruo. Tal vez, en algún lugar dentro de mí, sé que hice mal, pero era algo que no podía evitar” Pedro Nakada

Su caso también planteó importantes preguntas sobre la relación entre el fanatismo religioso y la violencia, así como la necesidad de mejorar los sistemas de salud mental en el país para evitar que personas en situaciones similares cometan crímenes.

Pedro Nakada detenido (MP)

A raíz de este caso, se abrieron debates en torno a la importancia de la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales.

La sociedad comenzó a reconocer la necesidad de que el sistema de justicia y de salud trabajen de manera conjunta para tratar a los individuos con trastornos mentales graves y garantizar que reciban la ayuda que necesitan, evitando así que representen un peligro para la sociedad.

Conclusión

Pedro Pablo Nakada Ludeña es un ejemplo aterrador de cómo los trastornos mentales graves, combinados con una ideología distorsionada y una vida de abusos, pueden llevar a una persona a cometer crímenes atroces.

Su historia revela las fallas en el sistema de salud y justicia, y la falta de apoyo social que enfrentan las personas con problemas psiquiátricos en países como Perú.

Los crímenes de Nakada no solo dejaron un dolor profundo en las familias de sus víctimas, sino que también impactaron profundamente en la comunidad, que quedó marcada por el miedo y el horror ante su figura.

El caso de Nakada es un recordatorio de los peligros que pueden surgir cuando no se presta la atención adecuada a las personas que enfrentan problemas de salud mental severos.

Fuentes: 1 | 2 | 3 | 4